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| Cartel película La Pontífice |
115 cardenales decidirán a partir de este martes quién
es el hombre que toma las riendas de la Iglesia Católica. Será el Papa
número 266 en dos milenios de historia, todos ellos varones... o al
menos eso parece. Los cónclaves están envueltos en miles de leyendas y anécdotas, pero una de ellas pone en cuestión que todos los líderes de la Iglesia hayan sido hombres.
Según el mito, una mujer disfrazada de varón fue elegida Papa y gobernó
entre los años 855 y 857, hasta que comenzó a sufrir las contracciones
de un parto en medio de una procesión y dio a luz en público a su hijo,
lo que provocó la ira de los fieles.
Juana nació cerca de Maguncia (actual Alemania) y las versiones sobre
por qué escondió su feminidad son múltiples, desde el miedo a una
posible violación hasta el amor por un joven estudiante que la obligaba a
aparentar ser hombre para estudiar cerca de él. La única confluencia
que guardan todas las versiones de esta leyenda es que Juana tenía un
gran poder de oratoria y que eso le sirvió para labrarse un futuro
dentro de la Iglesia. Juana entró en la religión como copista bajo el
nombre masculino de Johannes Anglicus. En su nueva situación, Juana pudo
viajar con frecuencia de monasterio en monasterio y relacionarse con
grandes personajes de la época.
Por entonces, la elección papal dependía de las votaciones de todos los
fieles de Roma y su popularidad la alzó al liderazgo de la Iglesia.
Juana tuvo entonces la desdicha de convertirse en la amante de un
embajador, y quedó embarazada. Disimuló su estado gracias a las enormes
túnicas que vestía pero finalmente dio a luz durante una procesión. A
partir de ahí las distintas versiones del mito vuelven a contradecirse
entre sí. Algunos dicen que fue lapidada por los fieles airados y otros
que murió atada a los pies de un caballo que la arrastró por toda la
ciudad hasta extramuros.
Desde entonces y, para evitar nuevos casos, se fabricó un asiento papal
conocido como «sedia stercoraria» que disponía de un agujero en el
centro del mismo. Según numerosos escritos, éste se utilizaba una vez
elegido nuevo Papa tras el cónclave y su función era determinar mediante
el palpado testicular si el nuevo Pontífice era realmente un varón.
Aunque hay numerosos escritos respecto a la papisa Juana no se precisa a
qué Pontificado corresponde, aunque se barajan los de Juan VIII o
Benedicto III. La hipótesis principal sobre la génesis de esta leyenda
es un intento de desprestigio de la figura Juan VIII por su actitud
benevolente con otras iglesias. Esto provocó que fuese tachado de poco
varonil y se le adjudicara una «actitud femenina».
A pesar de que la historia niegue la existencia de la papisa Juana,
numerosos cuadros representan su leyenda e incluso Liv Ullmandirigió una
película sobre la única mujer que pudo algún día liderar la Iglesia
Católica.
Fuente. Diario ABC (España)
